Si, este es el título de la
entrada, el que mejor y más justicia le hace a lo que desde ayer estoy viviendo…
Mi abuela materna falleció esta
pasada madrugada. Tenía ya los 87 cumplidos, vigorosa hasta el final, como lo fue
toda su larga vida. Hacía cerca de 3 años que no nos veíamos, y cuando la vi ya
era tarde. Ella agonizaba en el lecho de la cama del hospital…
Al acercarme, la sensación fue
dantesca en mi interior. Una cara totalmente deformada por el dolor del cáncer
que la ha consumido, sedada para aliviarle el dolor, creo que me reconoció…
“Válgame Jesús, válgame Jesús…” (Ese es mi nombre) musitaba con un
pequeñísimo hilo de voz. “Tranquila Yaya,
no digas nada! Tranquila…” le decía yo…la cogí por las manos y besé su
frente por primera y última vez en mi vida. Creo que por primera vez la besé
con verdadero sentimiento. A lo largo de mi vida, desde pequeño me obligaron
demasiadas veces a que la besara, yo no quería hacerlo, al que yo quería de
verdad era al Abuelo!
Abuelo, ahí la tienes ya! Casi 10
años han pasado desde tu muerte, y ahora espero que ella esté junto a ti…
Ella nunca me quiso, y creo que
en silencio te odiaba a ti por quererme! La daba rabia que me consintieras, que
lo compartiéramos todo. Ella egocéntricamente solo tenía ojos para los nietos
más allegados, para los hijos de sus hijos queridos! La Yaya odiaba a mi madre,
nunca jamás se llevaron bien, y por ende yo recibía parte de ese odio. Jamás me
lo merecí! Era mi Yaya! Ella tenía que quererme! Pero jamás fue así…
Abuelo, tú eras el garante de la
harmonía de esta familia, y cuando te fuiste todo comenzó a desmoronarse. Ahora
ella estará junto a ti de nuevo, de corazón así lo deseo, era mi Yaya,
aunque nunca jamás me quisiera...
Hoy en su velatorio ha estado con
mi madre, alguno de mis tíos, los hijos de de la Yaya. He sentido en mi
interior la desazón de sentirme un extraño, de no pintar nada de nada allí. Al
rato me he ido, necesitaba volver a mi casa, ver las caras agradables de mi
verdadera familia. Me he sentido reconfortado al abandonar el edificio que
alberga las instalaciones funerarias, yo allí no pintaba nada!
Yaya, no te vas de mis
pensamientos! Creo que en el fondo va a resultar que yo sí que te quería! Siento
ahora tristeza por la lejanía que siempre quisiste imponer entre nosotros dos…
Abuelo, cuida de la Yaya. A tu
lado será mejor persona seguro! Ahora estaréis más tranquilos…
Yaya, pensándolo bien, he de
reconocer que aunque me coma el orgullo yo siempre te he querido…
Yaya, estés donde estés (espero
que al lado del abuelo) disfruta de la tranquilidad de la eternidad.
Yaya, jamás he comido unos huevos
fritos con puntillas tan exquisitamente buenos como los tuyos!!!
