Hace muchísimo tiempo que como catalán, estoy empezando ha estar cansado del "prussesisme", y de ver el mal que se ha realizado a la convivencia en tan poco tiempo.
Los de "allá", ven las cosas, las reciben, de manera sesgada o interesada. Los de "aquí", los catalanes, lo vivimos de primera mano, sin cortinas de humo. El daño realizado ha sido mucho, y costará tiempo restablecerlo. Cosas como las que oí ayer, no ayudan, más bien lo contrario.
Yo soy catalán, tengo en la actualidad 48 años, nacido en un pequeño pueblo de la Catalunya de ponent (Linyola) y crecido en una ciudad mediana del extrarradio de Barcelona (Mollet del Vallés). Desde muy jovén, en la escuela nacional a la que asistí, me acostumbre a la utilización del castellano como primera lengua (el catalán era más de uso doméstico, y con algún amigo). La gran mayoría de mis amigos y compañeros eran hijos de inmigrantes andaluces, extremeños, murcianos, maños, y su lengua materna era el castellano. En esa época, el catalán era una asignatura de unas dos horas de estudio semanales (como el castellano o el inglés), y jamás de los jamases me sentí ni perseguido, ni estigmatizado por ser un catalán de pueblo, de pura cepa...
Mi niñez y adolescencia la viví con total alegría y tranquilidad en escuelas y institutos donde la convivencia (idioma hablado aparte) no fue nunca un problema. Tenía amigos (los más catalufos) que hacían sus pinitos creyéndose que eran muy machotes al ser de MDT, y jaleaban a la primigenia Terra Lliure. Los amigos castellanos eran más simplones en este aspecto, y exceptuando alguno de inclinaciones fastizoides, solo pensaban en estudiar y divertirse, sin más compromiso que eso.
Yo me llevaba bien, repito, con todos ellos. En el barrio nos respetábamos, y veíamos a los políticos como algo ajeno a nuestras vidas (entonces, en la época, Pujol y Gonzalez lo petaban).
Ayer recibí con rabia y pena las palabras de la "catalana" esa, la Paluzie. Tiene mi edad, pero por lo visto ha vivido en una Catalunya diferente a la mía. Ella es sectaria, y desprecia a los españoles, esos españoles con los que yo crecí, jugué, peleé, me enamoré...
La Sra. Paluzié vivió y creció en una Catalunya diferente, la dels "barris benestants" de Barcelona. Desde su atalaya jamás pudo vivir la multiculturalidad con la que yo me crié, y por eso tiene esos tics totalitarios. Siento ver la Catalunya actual, en la que parece que los que no crecimos entre el Club de Polo y el "Upper Diagonal", no seamos considerados catalanes auténticos...