CONOCIENDO SEVILLA...

He estado unos días en Sevilla, magnífica ciudad del sur hasta ahora desconocida por mí. Había estado años atrás en Granada, ciudad de la Alhambra, también bonita, pero nada que ver con el encanto y sensaciones que Sevilla te produce…

Mención aparte para los habitantes de ella, simpáticos a radiar, generosos, serviciales, cariñosos (siempre te encuentras con el personaje que se desacredita a sí mismo) pero la gran, la inmensa mayoría se hacen querer a los cinco minutos de conocerles…!

El viaje comenzó con un mañanero vuelo en la compañía Ryanair (a las seis de la mañana salía nuestro avión) cosa que hizo inevitable el madrugar. A las cuatro ya nos encontrábamos en el aeropuerto del Prat (BCN) con sueño, pero con ganas de volar y estar ya en Sevilla...

             Sobado perdido! Las 4 de la madrugada, y con 160 km, a cuestas en coche…

 

Mi hija Júlia (valiente cómo ella sola y contenta) posa delante el mosaico de Joan Miró en la terminal 2 del Prat.

Vamos a facturar!

Júlia posa delante la estatua de Botero en el interior de la T-2.

 Volar con las “low cost” tiene sus ventajas y desventajas, y en un momento os las cito...

VENTAJAS: 

Que os parece ir y volver de BCN a Sevilla por 60 euros…?

Te ríes un rato al sonar la corneta si aterrizas dentro del horario previsto (sonó en la ida y en la vuelta).

DESVENTAJAS:

Tienes que madrugar…

El equipaje y las maletas son examinadas milimétricamente para que no te excedas ni en peso ni en dimensiones (cosa que hace la cola de espera de lo más ameno!).

Las colas de espera! Ya que al no estar las plazas numeradas, el primero que entra, es el primero que pilla buen sitio.

La azafatas/azafatos! Que no te dejan de dar la paliza en todo el viaje. Te quieren vender de todo (desde tabaco sin humo a tarjetas telefónicas).

Y seguro que hay alguna más, pero para ser justos con esta Compañía…quien te lleva de BCN a Sevilla por esa pasta, cumpliendo con creces los horarios previstos?

Os dejo unas fotos con las caras de sueño, el interior del avión, y un vídeo con el despegue desde Sevilla (la cabecita que está todo el rato en movimiento es la de mi hija Júlia…)

Despegue del Boeing 737-800 en Sevilla.

Interior del avión de Ryanair.

Júlia disimulando su nerviosismo...

Un somriure per favor...!!!

Este es nuestro avión.

Vista aérea de Sevilla.

Duerme o piensa...?

Bueno, púes ahora llegamos a Sevilla. A las ocho de la mañana ya paseábamos por la ciudad, y notamos de manera clara que el calor insoportable, sería nuestro acompañante en los próximos días! Llegamos a ver termómetros marcando 42º, aunque las gentes de allí nos dijeron que están trucados para que marquen menos!

El hotel en el que nos alojamos, fue el Eurostars Regina. Muy céntrico, precioso, perfecto, y con una gran atención por parte del personal, os lo recomiendo encarecidamente, creo que es de las mejores opciones que encontraréis en lo referente a calidad/precio. Después del “check-inn” nos fuimos a dar un paseo serpenteando por orillas del Guadalquivir, para llegar hasta la famosa Torre del Oro. 

A orillas del Guadalquivir, al fondo, el barrio de Triana.

Allí, en plan guiri, decidimos montarnos en un barco que te da un paseo por el rio, mostrando lo que desde allí puedes ver de la ciudad. Fue una bonita experiencia (a la vez que relajante! Ya que casi me duermo…) y fue el colofón para mi hija Júlia, que en menos de ocho horas, se montó en un avión y un barco…

La Torre del oro.

Papa, no me molestes!!!

Comimos, y para el hotel a practicar la famosa siesta sevillana (con más de 40º a las cuatro de la tarde, lo mejor que se puede hacer es eso…)

Por la noche, y ya más relajados y frescos, paseamos de nuevo zigzagueando las preciosas callejuelas de la ciudad, al encuentro de una taberna recomendada por el amigo Alvata, llamada Los Coloniales.

Hola!!!

 Mereció la pena acudir a ella, ya que todo lo que nos sirvieron fue devorado sin compasión! Y cada manjar que nos traían superaba al último. No os voy a decir la irrisoria cifra  que nos costó cenar (cada vez que lo pienso me pongo de mala leche!) pero si os puedo decir, que aquí en el norte, en Cataluña, somos imbéciles! Por el dinero que me costó cenar el Los Coloniales, no desayunamos en un cutre-bar de Lérida!

Salmón marinado con anchoas.

Chocos.

Pollo con salsa de almendras.

Riquísimas patatas bravas!!!

Carne mechada.

Tortillas de camarones.

Después del ágape, un paseíto nocturno por la ciudad, una última copita en la Alameda de Hércules, y a dormir…

Por la mañana, un buen y económico desayuno (cómo no podía der de otro modo) y un paseo hasta la Catedral y la Giralda...

Mosaico del antiguo concesionario sevillano de automóviles Studebaker.

 Precioso y peatonal centro de Sevilla.

Las calesas, con mi cuñado Jose al fondo...

Nunca en mi vida he visitado una Catedral tan grande y con tanta cantidad de riqueza en su interior! De veras, merece la pena verla. También subí a lo alto de la Giralda, y la vista desde arriba es increíble!

A vista de pajaro!!!

La Maestranza!!!

No sería del todo justo ni no dijera que el exterior de la misma me defraudó. Yo que siempre la vi en fotos, creía que me resultaría más impactante, pero no fue así. 

La Giralda de fondo.

Al salir de la Catedral, nos fuimos hasta un bar en el que unos conocidos nos habían emplazado para vernos (éstas personas son miembros de un foro motero al que también yo pertenezco). No me acuerdo del nombre, pero era una taberna preciosa y fresca! Y ahí, entre risas y conversación nos bebimos una cantidad indecente de cerveza!

Cómo no podía ser de otra manera, de esa taberna nos fuimos a otra (esta con más encanto si cabe) ya que estaba regentada por el Alguacilillo de la Real Maestranza de Sevilla! Un tío grandote y simpático, que nos explico un buen puñado de anécdotas relacionadas con el universo de la tauromaquia. El bar en cuestión se llama El Arenal, y siempre lo recordaré pos dos cosas: El ambiente taurino 100% que emanaba, y el hedor a fritura que según mi hija, allí también se respiraba.

Yo, seguramente atontado por la ingente ingesta de cervezas que mi cuerpo llevaba soportando desde unas horas atrás, no lo olía! Pero cada vez que mi hija entraba y salía del local, lo hacía tapándose la nariz (suerte que uno de mis conocidos es forense, y llevaba encima un frasco de esencias, esos que los del CSI se ponen en la nariz…) le mojó con ello su gorrita, y un olor a mandarina de repente se adueñó del local…

Al final vino la despedida, cercanas las cinco de la tarde!(no sin antes emplazarnos para vernos al siguiente día de nuevo) Ellos se volvieron para sus quehaceres, y nosotros continuamos nuestro periplo turístico...

Supongo que debido al cebollón que llevaba encima, se me ocurrió la gran idea de montar en calesa (un carro de caballos). El conductor de dicho carro, una especie de “oso agitanado” llevaba encima una castaña de campeonato!

Suerte del caballo que se conocía de memoria el recorrido, que si no, nos perdemos seguro! Ja,ja,ja! Os lo explico, pero no es lo mismo que vivirlo en persona! El “aberroncho” en cuestión no podía ni articular una palabra que se entendiese, y cuando nos acercábamos a algún monumento, lo único que era capaz de balbucear era una especie de: “EJO EGGH GUY AMTIHHUOO”, que en lenguaje no “aberroncho” viene a ser: “ESO ES MUY ANTIGUO…”

Al bajarnos del carro, los 25 euros pactados con el pavo, se convirtieron de golpe en 50! (de vez en cuando le timan a uno) decidí pagar, antes de comenzar una discusión inútil con un tipo en esas condiciones (se la guardo, por eso…) 

Decidimos entonces visitar el Hospital de los Venerables (convertido hoy en una casa museo) situado en Sta.Cruz. El museo en sí, no es nada del otro mundo, pero el edificio y la pequeña iglesia que alberga en su interior, con unos frescos increíbles, bien valen la pena.

 Además, para llegar a dicho museo, tienes que callejear por unas callejuelas preciosas y llenas de encanto…

Seguimos paseando, disfrutando de la gente, de las vistas, de los olores, y de vuelta al Regina. Allí una ducha, y un rato de relax, para esperar con el final del día, una temperatura agradable con la que salir en busca de una terraza para cenar. Un consejo, hablando del tema restauración en Sevilla, jamás, jamás os metáis en un restaurante! Tapeando en cualquier terraza o taberna, por cuatro duros tendréis más que suficiente, es una soberana tontería pagar por un primero, segundos más postre, hacedme caso..

El día que más exprimimos fue el martes. Comenzamos degustando unos fabulosos bocadillos de jamón de jabugo, acompañados de zumos, cafés con leche, etc. A tan solo 3 euros por cabeza! (vuelvo a repetir, que tontos somos los catalanes!). Con el estomago bien lleno, visitamos el Museo de las Bellas Artes de Sevilla. Para describir en palabras lo allí expuesto, éstas serian ALUCINANTE! Por Dios, qué fondo pictórico que tienen! Y cómo no podía ser de otra forma, la entrada es totalmente gratuita.

 

Al salir de allí, paseo bajo un sol de justicia que nos llevó hasta el famoso y precioso barrio de Triana.

 En él, visitamos el taller de loza Ceramicas Montalván ( propiedad de un conocido mio, Roberto) que además de enseñarnos todo el proceso antiguo y moderno en el tema, dejó que mi hija pintase una loza, bajo la atenta supervisión de los artesanos allí presentes.

 

Al terminar, nos comimos unos caracoles y pollo frito en Casa Ginés (el mejor pollo frito que he comido jamás!). Nos despedimos de Roberto hasta la noche, cogimos un taxi y nos fuimos al Parque de María Luisa. Allí se llevó a cabo la Exposición Universal de 1929, y guarda del evento unos pabellones preciosos, reconvertidos hoy en museos. Visitamos el de Arqueología y el de Costumbres Populares andaluzas. En el primero, nos quedamos alucinados con la gran cantidad de piezas románicas expuestas, en el segundo, púes la verdad, fue como recordar “Crónicas de un pueblo”. 

De vuelta al hotel con los termómetros rozando los 43º, decidimos descansar y estar frescos para la noche, ya que habíamos quedado con un montón de miembros del Foro BMW Clásicas para conocernos en su sede social, el bar Los Barriles, en el barrio de Bellavista, a las afueras de Sevilla.

Pasadas las 21:30, nos recogió en la puerta del hotel un Forero al que no conocíamos apodado Angeloso (Ángel). Un chaval derrochador de humanidad y simpatía, al que me pareció conocer desde siempre!. Una vez llegados a Los Barriles, coincidimos con los otros Foreros que nos esperaban: SpBit, Assi y Sra., Jalbarra, Alvata y familia,  Resnian y familia, Robemumoto y el ya citado Angeloso. ¿Qué decir de ellos…? Púes pocas cosas que se puedan definir con palabras! Nos agasajaron y mimaron cómo si nos conociesen de siempre! (acababan de conocernos algunos de ellos) nos volvimos a beber las cervezas que quisimos y más, nos divertimos de lo lindo, y para poner la guinda al evento, me regalaron un diploma en el que honraban con ser “Mirlo honorífico” (ellos son el grupo de Los Mirlos moteros Sevillanos).

Con más pena que alegría, tuvimos que dar por finalizado nuestro periplo sevillano, con la sensación de que lo allí vivido fue lo más parecido a un agradable sueño, que a una realidad…

Los del norte, tenemos una idea preconcebida del sur, de sus gentes, y me he dado cuenta de que estamos muy equivocados. Su bondad y alegría me han enamorado de por vida, y gracias a ellos, para siempre más llevaré a Sevilla dentro de mi corazón…

Cómo decían los Del Rio:

“Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo, su duende...
Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente…”

 


Un abrazo a tod@s!!!